Beneficios nutricionales de la fórmula para niños pequeños
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Otra forma para decirte si se siente bien o mal es a través de la popó. Un bebé que muestra hábitos alimenticios adecuados para su edad, buen apetito y una evolución física y psicológica apropiadas, tendrá una popó adecuada que te ayudará a confirmar que está feliz. Pero, si su popó presenta alguna irregularidad algo puede no está bien dentro de su cuerpecito, por lo que deberás ponerte tus lentes de investigadora para analizar lo que está pasando.
Para un bebé que presenta síntomas de mala digestión, como diarrea, estreñimiento, flatulencias o irritabilidad, un buen indicador de diagnóstico de su salud es la popó. Las características de la popó nos indican cómo está funcionando el sistema digestivo. Como mamá o cuidador, deberás revisar colores, texturas y olores para que, de la mano a tu pediatra, puedan encontrar formas de ayudarlo a mejorar su salud intestinal y su calidad de vida.
La dieta es uno de los factores de gran impacto en la popó de tu hijo. Durante los primeros meses de vida los distintos modos de alimentación pueden generar diferencias en la consistencia de las heces, así como en su frecuencia. Los lactantes alimentados con fórmula tienden a tener popó más firme y menos frecuente en comparación con los alimentados con leche materna. Cuando se introducen en la dieta alimentos distintos a la leche materna o a la fórmula, se puede identificar cuáles son los que causan estreñimiento, irritación intestinal o alergias. Es muy importante consultar al pediatra si notas algún cambio en tu bebé después de que haya consumido algún alimento nuevo.
Otro factor importante, es la forma en la que el bebé hace popó tomando en cuenta si la defecación es poco frecuente, causa dolor o es muy dura. Si este es el caso, se deben buscar alternativas que ayuden a aumentar la frecuencia de las deposiciones y ablandar la popó a través del consumo de fibras no digeribles y de prebióticos y probióticos, sin olvidar una correcta hidratación.
La falta de actividad física acorde a su edad también juega un papel en las heces. Tanto en los adultos como en los bebés, es indispensable mantenerse en movimiento para acelerar el metabolismo y la actividad digestiva. En el caso de los niños pequeños, se pueden realizar algunos ejercicios de movimientos de sus piernas o masaje en su pancita para ayudar al movimiento intestinal y que la popó pueda ser expulsada con mayor facilidad.
Una buena popó es la clave para el crecimiento y desarrollo del pequeño de la casa, y al mismo tiempo impacta de manera positiva en el ambiente familiar. Una mala salud digestiva puede causar al bebé malestar, menor apetito o dolores que le provoquen un llanto constante, lo que puede generar preocupación y aumentar el estrés en los miembros de la familia mientras encuentran una solución que puede requerir tiempo y dinero para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.
Debido a esto, el diagnóstico temprano es clave y una buena herramienta de diagnóstico puede ser… ¡la popó! Te invitamos a que la conozcas y así ayudes a tu hijo a tener una buena salud digestiva.
Consulta nuestra detallada tabla de popó