Cuando tu hijo tiene buena salud digestiva, estos son algunos de los efectos visibles en él:
Funcionamiento normal del sistema digestivo
Tiene un buen apetito
No muestra signos de indigestión, vómitos, diarrea, estreñimiento, flatulencia o irritabilidad
Muestra hábitos de comida, bebida y deposiciones apropiadas para su edad
Muestra una evolución física y psicológica apropiadas para su edad
Por otra parte, tener una mala salud digestiva también provoca diversos impactos. En la mayoría de los casos estos efectos pueden observarse a través de diferentes trastornos digestivos en tu hijo. En consecuencia, estos también pueden afectar los padres o cuidadores ya que generan niveles adicionales de estrés.
Cuando se tiene una mala salud digestiva, estos son los efectos que pueden verse en los niños:
Se irritan fácilmente y pierden rápidamente el interés en jugar
Tienen un menor apetito, lo que también podría provocar cuadros de desnutrición
En los niños más pequeños, podría causar que sientan un malestar que provoque un llanto constante tanto en el día como en la noche
Para los niños mayores, este malestar podría afectar su calidad de vida, sus actividades de aprendizaje y su participación en la comunidad
Para la familia también se observan impactos a largo plazo en los padres o cuidadores, ya que la mala salud digestiva de tu hijo podría:
Afectar su vida y trabajo ya que se preocupan por sus hijos
Aumentar el estrés y la presión mientras encuentran una solución
Requerir de mucho tiempo y dinero para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo para tu hijo